Los alimentos y las bebidas contienen varios tipos de azúcares. Estos azúcares varían en sus estructuras químicas, pero una vez que se consumen todos tienen efectos metabólicos similares en el cuerpo. Todos los azúcares en alimentos y bebidas se suman a la ingesta de calorías, lo que puede propiciar la obesidad, por lo que ingerir demasiada azúcar puede aumentar indirectamente el riesgo de cáncer. También hay evidencia de que un patrón alimentario con un alto contenido de azúcares añadidos afecta los niveles de insulina y hormonas relacionadas de maneras que pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer.
El azúcar moreno (sin refinar) contiene la misma forma química de azúcar (sacarosa) que el azúcar blanco (refinado). También contiene cantidades extremadamente pequeñas de otras sustancias que afectan su color y sabor, pero no influyen en los efectos desfavorables de la sacarosa en el peso corporal o la insulina.
La fructosa, el azúcar natural en la fruta y en muchas bebidas endulzadas con azúcar en forma de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, es similar a la sacarosa en sus efectos sobre el peso y la insulina, al igual que la miel, que contiene una mezcla de fructosa y glucosa (otra forma de azúcar).
Los estudios de laboratorio han demostrado que el metabolismo de la glucosa (el azúcar principal utilizado como fuente de energía en el cuerpo) es más rápido en las células cancerosas que en las células normales. Este hecho a menudo es malinterpretado por personas, que asumen (incorrectamente) que los azúcares en alimentos y bebidas «alimentan» directamente las células cancerosas.
No obstante, limitar los alimentos altamente procesados que contienen altos niveles de azúcares añadidos, como repostería, dulces, golosinas, galletas y cereales azucarados, así como bebidas endulzadas con azúcar, como refrescos, bebidas deportivas y bebidas energéticas, puede ayudar a reducir la ingesta de calorías, limitar el aumento de peso y promover un peso corporal más saludable. Esto también puede reducir la secreción de insulina en personas con afecciones metabólicas como la prediabetes o la diabetes tipo 2.
Fuente: www.cancer.org